Sé que es imposible, pero quiero poner en palabras lo que
hiciste hoy en mí.
Termine en un lugar que no esperaba estar,
Y vi tu gloria
Tu majestad
Tu hermosura, tu santidad...
Y un llanto desde lo más profundo de mí clamaba, te quiero a
vos, te quiero a vos.
Pregunté, ¿a dónde voy ahora? Y en mi espíritu sentí decirme que me
abrias una puerta, que vos me abrias una puerta grande y aunque mi mente no
puede comprender lo que mi espirtu siente, Dios no quiero perder esto que me
diste hoy, por nada del mundo. Y quede llorande delante de tu hermosura,
desahogando años de espera , derramando mi alma delante tuyo. Tu presencia se
hizo tan fuerte que no podía levantarme, estaba tán deslumbrada con tu majestad
que hasta rogué que me llevaras a casa porque se me hacía insoportable estar
separada de esa gloria. Pero estás conmigo, y grandes cosas tenés que hacer
conmigo todavía. Y aunque es más difícil decirlo estando ya fuera de esa
gloria, te quiero a vos, te quiero a vos Jesús, sobretodas las cosas sólo te quiero a vos, Jesús.